La patata: un alimento nutritivo, versátil y beneficioso para la salud

La patata, conocida científicamente como Solanum tuberosum, es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo. Ya sea hervida, asada o frita, forma parte de una infinidad de platos: desde purés y tortillas hasta ensaladas y guarniciones. Su popularidad se debe tanto a su accesibilidad económica como a su perfil nutricional equilibrado y su gran capacidad para adaptarse a múltiples recetas.

Originaria de la región andina, las primeras patatas se cultivaron hace entre 4.000 y 8.000 años en las cercanías del lago Titicaca, donde las poblaciones indígenas aún las llaman mamá jatha, que significa “madre del crecimiento”. Fueron los conquistadores españoles quienes las introdujeron en Europa, aunque su aceptación no fue inmediata. Pasaron aproximadamente 150 años antes de que comenzaran a formar parte habitual de la dieta europea.

Desde el punto de vista botánico, las patatas son tubérculos pertenecientes a la misma familia que la yuca o el boniato. Aunque muchas veces se asocian con un alto contenido calórico, la realidad es que su valor energético varía significativamente según su forma de preparación. Por ejemplo, 100 gramos de patata hervida contienen apenas unas 80 calorías, mientras que la misma cantidad frita puede superar las 450 calorías. Por eso, la Organización Mundial de la Salud recomienda su consumo, especialmente si se cocinan al vapor y con piel, lo que permite conservar mejor sus nutrientes, en particular el potasio y las vitaminas.

Valor nutricional por cada 100 gramos de patata hervida:

  • Calorías: 77 kcal

  • Grasas: 0,1 g

  • Colesterol: 0 mg

  • Sodio: 6 mg

  • Potasio: 421 mg

  • Hidratos de carbono: 17 g

  • Fibra alimentaria: 2,2 g

  • Azúcares: 0,8 g

  • Proteínas: 2 g

  • Vitamina C: 19,7 mg

  • Calcio: 12 mg

  • Hierro: 0,8 mg

  • Vitamina B6: 0,3 mg

  • Magnesio: 23 mg

Propiedades y beneficios para la salud

Efecto saciante
Las patatas contienen hidratos de carbono complejos, lo que contribuye a una sensación prolongada de saciedad. Esto las convierte en una opción útil para controlar el apetito y evitar el consumo excesivo de otros alimentos.

Regulación del azúcar en sangre
Cuando las patatas cocidas se enfrían durante varias horas antes de su consumo, desarrollan almidón resistente. Este tipo de almidón ayuda a controlar los niveles de glucosa y puede contribuir a reducir el colesterol y los triglicéridos en sangre.

Aporte de fibra
Gracias a su contenido en fibra dietética, las patatas favorecen la salud intestinal y ayudan a prevenir el estreñimiento.

Aptas para estómagos sensibles
Las preparaciones simples como hervidas, al vapor o al horno son bien toleradas en casos de gastritis o acidez estomacal, lo que convierte a la patata en un alimento recomendado para personas con problemas digestivos.

Ricas en antioxidantes
Este tubérculo contiene compuestos fenólicos similares a los que se encuentran en vegetales como el brócoli o las espinacas. Estos antioxidantes contribuyen a la protección contra enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Refuerzo para el sistema inmunológico
Las patatas también aportan sustancias como la quercetina, carotenoides (especialmente en las variedades amarillas), antocianinas (en las de pulpa morada o azul), así como ácidos clorogénico y cafeico, todos con propiedades beneficiosas para fortalecer el sistema inmunitario.

En resumen, lejos de ser un simple acompañamiento, la patata es un alimento completo que, consumido de forma equilibrada y en preparaciones saludables, puede ser un gran aliado para la salud y el bienestar diario.