El Experimento de Defensa Planetaria de la NASA Deja un Efecto Secundario Inesperado

La misión DART de la NASA, diseñada para proteger a la Tierra de posibles amenazas espaciales, acaba de revelar un aspecto más complejo de lo previsto. Cuando la nave se estrelló contra el asteroide Dimorphos, sus paneles solares pulverizaron dos grandes rocas del objetivo, provocando que enormes fragmentos fueran expulsados en direcciones opuestas. Este fenómeno generó un impulso adicional que, según nuevos estudios, superó incluso el impacto directo de la nave.
Un Impacto Más Allá de lo Planeado
El objetivo principal de la misión DART —Prueba de Redirección de Asteroides Doble— era demostrar que es posible desviar asteroides peligrosos y evitar una colisión con la Tierra. El 26 de septiembre de 2022, la nave chocó contra Dimorphos, un asteroide de unos 170 metros de ancho, logrando acortar su órbita alrededor de su compañero mayor, Didymos, en aproximadamente 32 minutos.
Pero, como ahora muestran los análisis, la desviación no se debió únicamente al impacto de la nave, sino que la eyección de rocas grandes contribuyó de manera significativa al cambio de trayectoria.
Evidencia Recogida en el Espacio
Antes del choque, un pequeño satélite italiano, LICIACube, que viajó junto con DART, se desprendió para captar imágenes del momento y sus consecuencias. Este cubesat captó no solo nubes de polvo, sino también dos grupos claramente diferenciados de rocas, de tamaños que iban desde 40 centímetros hasta más de siete metros. Observaciones posteriores del telescopio espacial Hubble confirmaron la presencia y el movimiento de estas rocas en el espacio.
Según Tony Farnham, astrónomo de la Universidad de Maryland y autor principal del nuevo estudio, “las rocas no quedaron esparcidas al azar, sino que formaron dos grupos bien definidos, dejando zonas vacías, lo que indica que aún hay fenómenos que no entendemos por completo”.
El Descubrimiento de los Astrónomos
Investigadores de la Universidad de Maryland determinaron que los escombros rocosos liberados durante el impacto de DART transportaron tres veces más impulso que la nave. Este hallazgo es crucial para ajustar las estrategias de defensa planetaria en el futuro. Aunque la misión demostró que se puede desviar un asteroide con un impacto cinético, la dinámica inesperada de los fragmentos expulsados plantea nuevos retos para futuras misiones.
El equipo, liderado por Farnham, recalca que el proceso de redirección de asteroides resulta ser mucho más complejo de lo que se pensaba. “Logramos mover un asteroide de su órbita, pero descubrimos que las rocas expulsadas dieron un impulso extra casi igual de importante que el impacto directo. Este factor adicional modifica la física que debemos tener en cuenta para planificar futuras misiones”, señaló el científico.
Seguimiento de Rocas a Gran Velocidad
Gracias a los datos recopilados por LICIACube, los astrónomos pudieron rastrear 104 rocas, cuyas dimensiones variaban entre 20 centímetros y 3,6 metros de radio. Estas rocas viajaban a velocidades de hasta 52 metros por segundo (unos 116 millas por hora), alejándose rápidamente de Dimorphos. Con estas imágenes, el equipo logró calcular la posición y velocidad tridimensional de los escombros.
La peculiar distribución de estos fragmentos, concentrados en dos grupos distintos y sin material en otras zonas, sugiere que existen factores aún desconocidos involucrados en este tipo de impactos, abriendo así una nueva etapa en el estudio de la defensa planetaria.